lunes, 18 de febrero de 2019

El retiro sigue, cerca de 37,5mg

Hace unas semanas que no escribo aquí, no ha ocurrido nada alarmante ni de importancia. Hace poco dejé de quitar las pequeñas perlas que hay en cada una de mis cápsulas de venlafaxina, cada una de ellas varía en cantidad de perlas , con lo que a partir de ahora tomo treinta y siete y medio miligramos mas cuarenta perlas. De tantas veces contarlas ya no me supone apenas tiempo, las agrupo de diez en diez y sumo los grupos, no tengo otra mejor opción.

Desde que hice mi última reducción los síntomas no han variado mucho, aunque tengo la sensación de tolerar cada vez mejor la falta de la droga, también porque me siento menos ansioso y agitado y estoy seguro de que es por tener menos venlafaxina en sangre. Por otro lado me cuesta luchar con la fatiga y la debilidad que este proceso conlleva ,siempre revierte al cabo de unas semanas sin modificar los miligramos, pero mientras llega la homeostasis el cansancio es molesto, como si me drenaran la energía vital y la alegría de vivir, no tengo miedo a estas alturas por vivir estos molestos estados de conciencia porque se que son transitorios y que es un precio que he de pagar para vivir mejor en un futuro no lejano.

De lejos lo más molesto es el mecanismo cognitivo mermado. Puedo trabajar sin problemas, dibujar, escribir, leer y demás, el problema es la claridad, la fluidez al realizar estas acciones. Es como nadar en lodo espeso o en un río en contra corriente. Es frustrante no tener una concentración limpia y un enfoque claro. En momentos pensar es complicado, tengo la mente en blanco muchas veces y quizá sea para compensar los flujos incesantes de ideas que he tenido en el pasado, ahora toca descansar la mente en la Nada.

Mis emociones de momento siguen bastante llanas y tienden a oscilar hacia la pesadumbre, la rabia, la depresión y la tristeza. Vivo momentos de distensión y paz, algunos de comodidad y buen humor, con risas incluso, esto hace meses no era posible, poco a poco el sentimiento se despierta y renace, como en un parto, el inicio es doloroso y aterrador, después del trauma viene el equilibrio.

Es algo muy complicado de describir y no pretendo detallar mi vida psíquica, tampoco tengo la fuerza en estos momentos. Mi intención es dar unas pinceladas para mostrarme que identifico mi realidad, y de paso si algún lector o lectora que esté pasando por algo parecido me lee, podrá sentirse menos extraño y solo. Lo peor de esta lucha es la invisibilidad, es una guerra invisible.

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